The history of Artenara dates from pre-European times. The Prehispanic population in the municipality was located in places such as Acusa, Artenara, Tirma andRisco Caído. After the conquering of Gran Canaria in the year 1478, the new colonizers, Spaniards and Portuguese, settled in the area. The new settlers were dedicated to shepherding and agricultural tasks based on cereal crops.

Ecclesiastical presence in the area of Artenara dates from the first third of the 17th century, with evangelizing actions being carried out on the part of the Beneficio de Santiago and the Franciscan Convent of St. Anthony of Galdar. The first Chapel was constructed in Artenara in the year 1629, subsequently being called San Matías in the year 1669 the Chapel of Candelaria was built in Acusa. Almost one century later the small chapel of Artenara was raised to the rank of Parish, given that the parishioners were undergoing economic hardship.

The primitive chapel was substituted by a new temple towards the end of the 19th century, with the towers and interior design being executed towards the middle of the 20th century. During the 17th and 18th centuries only a snall population remains in Artenara, population that only grew very slightly during this period. In 1734 Artenara sees the light as an independent municipality and it is as of the year 1835 when its Town Council and Parish are duly consolidated.

The 19th century is characterized by an important economic recession due to the long periods of drought and famine, thus forcing the population to emigrate. The rural exodus predominates during the 20th century, the same being notable during the sixties due to the agricultural crisis, occupation of the territory by forest repopulation and the economic attration that starts with the the tourist activity in the Island´s coastal areas. The proposal to create a National Park arises in the last decade of the 20th century, however, the initiative is never taken to term.

In the first decade of the 21th century the municipality undergoes a transition stage, during which the forestry eneterprises acquire relevance with the protection of the hills, restoration of areas with landscape interest, development of leisure services by creating routes and trails, as well as the promotion of rural tourist accommodation.

 


“Y en la ermita de este lugar (de Acusa) dos misas a nuestra señora de la Candelaria y a otra a San Juan y otra a San Blas. Y en la ermita de Artenara me digan cuatro misas rezadas una a nuestra señora del Rosario, otra a nuestra señora de la Concepción y otra en su día a San Matías y todas estas las digan los religiosos del convento de San Antonio de Gáldar y otra en la iglesia de Nuestra Señora del Socorro del lugar de Tejeda, misas de la Luz a Nuestra señora del Socorro y esta que la diga el cura de este lugar y a San José”

Extracto del testamento de Antonio González del Río, Alcalde de Acusa y Artenara (1685)


“De Tejeda hasta aquí es el camino peligroso por una ladera llena de fugas y grandes precipicios. La planta del lugar es rarísima. En medio de una gran montaña se alcanza ver unos agujeros a manera de nidos de ave. Estos vienen a ser un gran número de cuevas en fila, unas cóncavas como bóvedas, otras de cielo raso, algunas con su alcoba para una cama, y algunas de alto y bajo, pero todas en peña, sin más luz quela de la puerta, frescas en verano, abrigadas en invierno, dentro de las cuales no se oyen vientos ni lluvias. Son por la mayor parte obra de los canarios antiguos. En esta calle de cuevas, pues, y en el pago de Acusa hay 982 personas. La iglesia parroquial es pobre, y por consiguiente el cura. El clima, vario; el agua, buena”

Viera y Clavijo


“En menos de tres horas se llegó a Gáldar, residencia de los antiguos reyes berberiscos, sobre la costa noroeste; después habiendo atravesado la villa de Agaete, se llegó hacia las cinco a Artenara. Situado en la pendiente interior de la caldera de Tejeda, en una altitud de 1.200 metros, el pueblo de Artenara es el más elevado de toda la isla, oreciendo una vista espléndida. El circo, sin un hundimiento, in ningún desplome, sin ninguna cortadura, desarrolla ante las miradas atónitas su elipse de 35 kilómetros, de cuyos lados convergen hacia el centro arroyos y colinas bajas, a cuyo abrigo se han construido aldeas y caseríos.”

Julio Verne


“De Artenara a Tejeda el camino se vuelve muy peligroso. Hay que descender una cuesta que se extiende a lo largo de precipcios profundos: El menor paso en falso puede ser fatal. Este último pueblo esá construido al borde de un inmenso barranco que va a desembocar en el de la Aldea de San Nicolás.”

René Verneau


“Un pueblo de cuevas colgadas de los derrumbaderos sobre el abismo. Allí está la ermita de la Virgen de la Cuevita, iglesiuca tallada en la roca misna, de la que se han sacado el altar, el púlpito, los confesionarios. Todo ello de una sola pieza. Y no dejan de tener sus comodidades aquellas cuevas, cuidadosamente enjalbegadas en que viven los vecinos de Artenara”.


“El espectáculo es imponente. Todas aquellas negras murallas de la gran caldera, con sus crestas, que parecen almenas, con sus roques enhiestos, ofrecen el aspecto de una visión dantesca. No otra cosa pueden ser las calderas del Infierno que visitó el florentino. Es una tremenda conmoción de las entrañas de la tierra; parece todo una tempestad petrificada, pero una tempestad de fuego, de lava, más que de agua.”

Miguel de Unamuno

Caracterizado por sus grandes barrancos y depresiones, este municipio del oeste de Gran Canaria, cuenta con la mayor cuenca de la isla, La Caldera de Tejeda, además de los macizos de Altavista y Tamadaba.