Riscos de Artenara y Chapín

Cualquiera de los cortados rocosos que marcan el borde de La Caldera causa impresión, y los Riscos de Artenara y Chapín es la perfecta muestra de lo que se afirma. Al norte de su crestería, las frescas cabeceras de las cuencas del Laurel y La Virgen, al sur, un corte tajante que interrumpe el ascenso de las antiguas laderas del estratovolcán Roque Nublo dibujado por un entramado de andenes, repisas y barranquillos que se orientan a las hoyas de Guardaya y la Huerta Grande.

Este accidente geográfico marca con mucha claridad la linde entre la zona más húmeda de la isla (la vertiente norte) y el interior seco y cálido de La Caldera. Así, en sus cumbres encontramos durante la mayor parte del año un paisaje influenciado por el mar de nubes y casi siempre verde. Todavía subsisten encaramados en los riscos varios laureles y pinos naturales que permiten suponer como se alongaban en masa hasta el mismo borde. En el risco y a su pie, la vegetación la componen especies adaptadas a la continua erosión y los suelos pobres

.Esos paredones en los que escasean los lugares donde arraigar, son por naturaleza el hábitat perfecto para muchas especies rupícolas y dan asilo a una importante cantidad de plantas que en otros puntos son la golosina de herbívoros introducidos, constituyendo para algunas un auténtico refugio, por ejemplo, para la dama fina y el cabezón. Cerrajas de cumbre, pinillos, nevadillas, tajinastes negros y blancos, balillos, góngaros, chirres, y un largo etcétera, también lo viven.

Cuervos, aguilillas, cernícalos y vencejos acostumbran a sobrevolar el lugar, y algunos lo emplean para criar o descansar. Los andenes, donde se acumula algo de tierra y la vegetación es más densa, los habitan queseros, horneros, currucas cabecinegras y canarios, que se mueven permanentemente entre los arbustos en busca de alimento o en medio de la tarea reproductiva.

El lagarto de Gran Canaria y el perenquén utilizan prácticamente todos los rincones soleados, que son innumerables, sin embargo, a esta cota es mucho el tiempo que pasan aletargados. La lisa, casi siempre en la forma de cola verdosa, hace de algunos derrubios su hogar.

En cuanto a los mamíferos nativos, durante el periodo más cálido el murciélago montañero frecuenta todo este entorno, y el rabudo ha sido detectado en una zona al pie del risco.

Por su relieve casi inaccesible, estos cantiles constituyeron un lugar de importancia en la vida de los Antiguos Canarios, como demuestran los yacimientos arqueológicos aquí presentes. La misma inaccesibilidad los convierte en un fortín donde la vida ha encontrado refugio.